"Tristeza... su música tan bella y sugerente, me alboroza y me llena en mis oídos, y me turba los secretos de mi mente". (De pintor desconocido) |
"Tristeza,
tú me embriagas
y me turbas con tu hechizo
y desgarras con tu espada mis sentidos,
y acaricias con tu sombra mi amargura,
pero alivias el compás de mis latidos.
Tristeza,
me la ofreces con la flor de una sonrisa,
me regalas los colores del olvido,
y acaricias mi semblante con tu brisa
y su música, tan bella y sugerente,
me alboroza y me llena en mis oídos".
(Rusty Andecor)
(Rusty Andecor)
"La música es la brisa, es el llanto y la sonrisa de ese espíritu que penetra en nuestra vida y la convierte en una hermosa nostalgia" (De pintor desconocido) |
Hace tiempo que supe que la tristeza "no es tan triste",
ni es tan sombría, ni tan gélida, porque la envuelve la calidez de la música y
la luz de la soledad. La tristeza es inquietante y turbadora, amarga y cruel,
pero puedo encontrar en ella su consuelo, el de su caricia en el alma, el de su
abrazo en los recuerdos, los que mitigan el desencanto del olvido. Y en esa
caricia, y en ese abrazo, nunca está ausente la música. La música es la brisa y
la sonrisa de ese espíritu que penetra en nuestra vida y la convierte en una
hermosa nostalgia. Edward
Bulwer Lytton, el poeta y novelista inglés, decía: "La música, una vez
admitida en el alma, se convierte en una especie de espíritu, y nunca
muere".
A veces, de la música, solo es preciso que suene en el alma, en el teatro de nuestra imaginación. (Representa "el ángel de la música y las flores", autor desconocido) |
Lo cierto es que, y estoy convencido de ello, si no hubiera
música, habría que inventarla. Por la misma razón que si no hubiera poesía, ni
existiera literatura, igualmente tendríamos que crearla. Fue la joven cantante del pop Taylor Swift quien dijo "Las
personas no siempre han estado allí para mí, en cambio la música sí";
es como si no concibiera el mundo sin música, como si fuera más importante que
la aparición de las personas que esperas. Incluso, el físico Albert
Einstein añadía "... a menudo pienso en
música, vivo mis ensueños en música, veo mi vida en términos de música". Y es que... ciertamente, a veces
la música no hace falta que suene a través de los decibelios que miden el
sonido; solo es preciso que suene en el alma, en el teatro de nuestra
imaginación, como sonaba en los pensamientos de Einstein, en la mente de Taylor Swift o en mis propios ensueños.
La música debería vivir en nuestra imaginación si necesitamos recrear escenarios en el universo de nuestra fantasía. |
Sin embargo, la música por sí sola no sirve, no enriquece nuestros anhelos como para complacernos con su belleza, ni es suficiente como para gratificar nuestros sentidos, aún con la caricia de su sinfonía o de su canción, aún sintiendo la sutileza del violín, del roce triste del cello o de las notas vehementes del piano . Es necesario que la música viva en nuestra imaginación, o que ésta se pueble de momentos musicales, sobre todo cuando necesitemos recrear escenarios en ese universo imaginativo. Solo así nos sentiremos embriagados de goce y satisfacción, complacidos emocionalmente, plenos y encantados.
La composición original da carácter y argumento al film para el que se creó la banda sonora. Es nuestra propia inspiración, la que ha de servir poner música en nuestra película y ensueño. |
Por otra parte, creo que la música que sentimos en el alma y la
que escuchamos en nuestra imaginación, a menudo es el lenguaje que deseamos
transmitir cuando deseamos que alguien capte nuestro mensaje, el que contiene
esa música que está dentro de nosotros. Y no siempre es la originalidad del
carácter de la partitura, ni de su contenido o argumento, lo que nos interesa
escenificar o transmitir de la composición musical o de su fragmento. Lo que
más nos interesa de esa música es nuestra inspiración al escucharla y al evocar
su escenario, el que representa lo que imaginamos. Esa es, precisamente esa, "la música más hermosa del mundo", la que he ido recuperando y enmarcando, dibujando y coloreando, visionando y escenificando, y ello a lo largo de la historia de esta crónica literario-musical.
Es la imagen icono de "La La Land", la foto de cartel del film, que representa el sueño de Mia y Sebastian |
Es otra de las imágenes del film que representa la belleza de una historia de amor surgida en medio de un romanticismo creíble y que culmina en la apoteosis nostálgica de una feliz ensoñación. |
"La ciudad de las estrellas (La La Land)" es una
comedia romántica en clave musical, producción norteamericana del 2016,
dirigida por Damien
Chazelle, también guionista, y protagonizada por Emma Stone y Ryan Gosling. La música es del joven
compositor Justin Hurwitz, quien colabora estrechamente con el
guón de Chazelle adaptando las diferentes
partituras del film. Hay que decir que obtuvo 6 Oscar, 7 Globos de Oro, 5
BAFTA, entre otros muchos premios. Y hay que resaltar, sobre todo, que la
fuerza musical de la película equilibra a la perfección su composición con la
historia de amor que se cuenta, entre un romanticismo creíble y una nota
nostálgica que parece penetrar en nuestras propias historias personales.
En cuanto al argumento de la película, entrando más en su sinopsis, encontramos la clásica pareja de
jóvenes que se encuentran y se enamoran; ella una insignificante camarera que
aspira a ser actriz algún día, él un insignificante pianista de jazz que toca
en tugurios, ambos dispuestos a dejarse llevar por su ambición para llegar a la
cima de sus carreras artísticas. El caso es que, visto así... no es lo que se
supone para el desenlace de la típica comedia romántica americana. No lo es,
como no es esa "película" real de cada uno de nosotros. Sin embargo,
y eso es lo más impresionante del film, lo más conmovedor de ese desenlace,
pues el buen final está quizá en aquello que puede cumplirse... aunque solo sea
en los sueños, el deseo que vemos realizado en la más hermosa parte de la trama
representada, aunque solo sea ficción.
Es el sentimiento de él; se lo transmite a ella mediante la poesía de su música, nostálgica, quizá triste y resignada, aunque esperanzada de ilusión, aún en sueños. |
Y es tal y como el feliz destino de nuestras vidas, en cómo imaginamos
ese deseo que tanto anhelamos se cumpla; porque... no es tan difícil, al fin y
al cabo la vida es también una película y siempre podremos imaginar el mejor
desenlace: el final feliz.
De alguna forma, es lo que yo he querido hacer en la historia que contenía el
libreto musical de toda esta obra; unas veces salpicada de tristezas,
desconsuelos y desengaños; otras aliviada de ilusiones y esperanzas, de
instantes complacientes y encuentros gozosos. Y si los sueños no podían
cumplirse en la realidad, al menos, sí podían realizarse en ese maravilloso
universo de los sueños.
Hay títulos en la partitura de la música del film que destacan por
la forma en que, a través de las notas nostálgicas del piano y la pasión
arrolladora con que las envuelve la orquesta, sugiere el mensaje del
sentimiento de los personajes que protagonizan la película. Es el tema "Mia
& Sebastian´sTheme (Late for the date)" el que describe
la intensidad de esas emociones de la pareja. Como emotiva es la escena que
contiene ese movieclip titulado "Mia &
Sebastian´s theme - La La Land Soundtrack" y en el que vemos a Sebastian
interpretando al piano.
Desde ese marco casi difuminado que nos trae la música, nos llega la inspiración para recrear nuestro propio escenario imaginativo. |
En definitiva, tanto el tema principal del film como el "love theme" anterior, el que describe su instante más romántico, son dos partituras musicales que nos transmiten y nos llevan a nuestra particular inspiración,
según el escenario que esa música ha creado en la dimensión imaginativa de cada uno de nosotros, y ello si
añadimos la influencia del sentimiento conmovedor que nos produce el ver y contemplar las escenas
más representativas de la película.
Lo cierto es que este guiño musical, después de terminada la obra
con su literatura y la ilustración de su "banda
sonora", no solo pretende ser un mensaje a toda esa parte del libreto encubierto
y entrelineado, bajo -eso sí- la sugerencias de sus imágenes, sino que es también una
respuesta a la primera parte del álbum "La música más hermosa del
mundo", a esos dos volúmenes con temas musicales que no incluían crónica alguna. Toda aquella música de "La calle del adiós",
"En algún lugar del tiempo", "Mensaje en una botella",
"La caja de las sorpresas", "Charade" (clic títulos) y muchas más; toda ella está
repleta de escenarios de ilusión, de sueños, que parece que no pueden cumplirse.
Sin embargo, es ese desenlace feliz del film antes comentado, aunque en clave de
ensoñación, el que nos sirve ahora como mensaje para ilustrar ese primer playlist, ausente de libreto y
comentario, y darnos la respuesta que necesitábamos conocer. Y es que... "todos nuestros deseos se pueden
cumplir, si guiamos nuestra mente y hacemos funcionar la imaginación, porque
todo es posible en los sueños". Y
no cabe duda de que... "siempre podemos escribir un final feliz en nuestra ensoñación".
Es una de esas escenas de fondo en donde podía surgir aquella dama "vestida de ensoñación", buscando su cuento, y entre los atardeceres de las calles envueltas en bruma de París. |
Como ilustración para describir ese escenario que nos reclaman
nuestros deseos, al menos para imaginarlo en nuestro mágico universo de los
sueños, he escogido dos temas. El primero pertenece a una vieja banda sonora;
la de "The Pink Panther", de Henry
Mancini, de allá de 1963. Su
título es "The Shadows of
Paris" y es una
réplica a la música que este mismo compositor le puso a otros films de la
época; temas como "The Lonely Princess", "Nothing to lose", "Alone in Paris", "Crazy World" y "Bateau Mouche", del citado Mancini, y algunos más en
ese Volumen 1, son
muestras de aquel mensaje encubierto en el álbum y que ahora con "La sombra de
París", del citado Mancini,
y algunos más en ese Volumen
1, son muestras de aquel mensaje encubierto en el álbum y que ahora
con "La sombra de
París", tema
que no se incluyó en su día, puede que nos venga a describir aquella etérea
imagen de una dama vestida de un sueño, perdida en un paisaje
nocturno de París en busca de su cuento, puede que para colarse en la
imaginación... tal vez... del autor de este libreto y su trama musical. (Por
cierto, no sé si alguien puede adivinar... hay una nueva voz sobre los coros de
esta versión del tema).
Hay escenarios animados desde la ilusión; los recreamos con la música y con la imaginación; es la película de nuestra vida, la que vemos en nuestros sueños y que deseamos en lo más hondo de nuestro corazón. (Es una escena que viven los protagonistas al final del film, aunque solo es en... su ensoñación. Clic). |
El otro tema es una versión Music
Box del love theme de "La La Land": "Mia & Sebastian´s
Theme - Celesta". Es fácil entender cómo la música
interpretada con un celeste nos
describe en clave de ensueños la escena del final de la
película, pero también el propio escenario tan deseado para el final de esta
obra que, más que "la
música más hermosa...", podría
llamarse "el sueño más
hermoso del mundo". Hay una escena impresionante y conmovedora, cuando
se produce "el encuentro de Mia y Sebastian";
yo la he editado en ese vídeo (clic en el título), pero con un montaje de
sonido grabando la versión del love theme instrumentado en celeste. El tema "The end scene - La La Land" visiona los últimos 5 minutos del film y contiene la secuencia del sueño deseado, el que se cumple... en los sueños.
Bueno... pues... empezamos con la flor de la tristeza , tan
turbadora y amarga, tan nostálgica y bella, y con el arrullo y la caricia de su
música. Y terminamos con los sueños, los que están en el deseo, en la
esperanza, y se cumplen en la ilusión y en el teatro hermoso y fascinante de la
magia de la imaginación. Así que... no olvidemos que ahí está parte de la clave
de nuestro buen futuro, en los sueños, aunque no se cumplan. Es un tópico y lo
he dicho mil veces, aquella cita de Eleanor
Roosevelt: "El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus
sueños". Pienso que "si
no tienes sueños, si no sonríes a la ilusión de su deseo o a creer que alguno
pueda cumplirse, es que estás muerto". Y recapitulando todo el
contenido de esta obra literaria, su ilustración de imágenes y su muestra
musical, creo que toda ella está salpicada de ilusión y rebosante de sueños.
Por eso, he querido hacer hoy un guiño reflexivo en esta última publicación en
que la música ha vuelto a ser protagonista en poner su mensaje y sugerir su
inspiración.
La música... ya se sabe... "es la fragancia para
nuestros oídos y el aroma para el alma". La música nos lleva al consuelo del espíritu exhausto, en el rincón
más alejado de la incomprensión y de la perfidia del mundo. La música nos guarece de la
oscuridad de la miseria humana. Pero también, la música nos regala el perfume más penetrante,
aunque el más delicado, para encontrar la mejor inspiración en nuestro
universo de los sueños. Solo faltaba encontrar un grado más alto en la plasticidad
de ese marco pictórico y tan impresionante que ofrece la música, en la fuerza
expresiva de su poder emotivo y escénico. Ciertamente, ese nivel de inspiración
y de belleza lo había encontrado en... "La música más hermosa del mundo". Y solo faltaba una pequeña muestra de una música tan hermosa. Por eso, nada mejor que la interpretación de Carlos González (mi sobrino Carlos que ya intervino en esta obra con algún tema) para poner la guinda más bella y romántica de esa música, y precisamente con un tema del compositor González Zubieta titulado "Aracoeli" (clic en el título).
Y ya se sabe... el mundo está loco; siempre lo estuvo. Pero... hay una
locura hermosa, que nos hace feliz, siempre nos hizo feliz. Quizá... es la
locura de los sueños, en donde casi todos los deseos se cumplen. Casi todos. Porque
si hay ilusiones que no se pueden realizar, siempre nos queda... "el Café de París".
Algo de sus colores nocturnos, de esa mágica música y de aquella romántica escena en una calle perdida de París, podemos ver al final del vídeo, mientras escuchamos esta
hermosa música: "Crazy
World". El tema pertenece a la banda sonora de "Victor
Victoria", de Henry Mancini. (Clic en
el título). Precisamente, su título y su mensaje musical nos sugiere
que... el mundo está loco; pero está loco porque, cada uno de
nosotros, de los que poblamos ese mundo, buscamos en todas partes y en todo
momento... un poco de felicidad.
Ángel González "Rusty Andecor"