martes, 28 de octubre de 2014

"Moon River", de "Desayuno con diamantes"

Entre las lágrimas de nuestra desolación, a veces, podemos llegar
a ser afortunados, bajo la lluvia que cae desde el cielo de nuestra
esperanza. Alguien puede cruzarse en nuestro destino y recordarnos
 los colores y aroma que habíamos olvidado que pudieran existir.
Oscar Wilde dijo:
“El arte de la música es el que más cercano se halla
de las lágrimas y los recuerdos”.

Rusty Andecor añadió:
“La música está repleta de lágrimas y sonrisas,
de suspiros y de risas”.

Porque no olvidemos que… el corazón humano, entre suspiros, llantos y sonrisas, busca la eterna felicidad. Se pasa más de la mitad de su vida intentando averiguar en qué lugar vive, dónde camina, qué tonalidad adopta cada uno de sus amaneceres. Busca... con tal desvarío, tan atropelladamente y –a veces- con tal desesperación, que no se da cuenta que desperdicia lo mejor de los seres humanos con los que tropieza; porque el sabor, el aroma y el color de la vida que les impregna a todos ellos, tal vez, se difumina a su paso. Y sólo nos salva el milagro de ese momento que se produce cuando rompemos en un desgarrador llanto, frustrados, por nuestra ceguera y nuestra terquedad, y en el que nos encontramos con la magia de quien nos enseña a ver esos colores y a sentir ese aroma y esos sabores que ya no recordábamos que podían existir. Es entonces, y en se instante, cuando la generosidad de ese ser humano, que nos detiene en nuestro camino, cuando el magnetismo y también el calor que se produce por la cercanía de nuestros corazones, cuando conseguimos que esa lluvia que cae desde “el cielo de nuestro destino” nos empape de felicidad.

Y esa es, precisamente, una historia que suele reflejarse, frecuentemente, en los temas de mi colección "La música más hermosa del mundo"; es la historia que se sucede entre Holly y Paul, la de la película Desayuno con diamantes. Y es que, la sofisticación del personaje Holly del film, al igual que el de mi "eterno cuento" musical, se torna inocente y frágil, unas veces, e imaginativo y alocado, otras. Porque esa es también la
Soñamos con el personaje que nos identifica a nosotros mismos,
y en su búsqueda por la felicidad, nos detenemos en el Tiffany´s
que encontramos por el mundo y su tentación, porque "nada
malo nos puede ocurrir allí", en ese castillo de ilusiones
historia de ese 
destello que describo en ocasiones en mis páginas, con la pluma de "imaginador de cuentos". La de una figura que parece reflejarse en el lado oculto de mi espejo, y de la que, tal vez, “cualquier parecido con un personaje real es pura coincidencia”,  Lo cierto es que ese personaje también va buscando la eterna felicidad, con la misma expresión angelical de Audrey, a través de Holly. Y en su búsqueda, a veces, se detiene en Tiffany´s, porque “nada malo puede le ocurrir allí”, en ese castillo de ilusiones; como nada malo le puede ocurrir al personaje de mi relato musical cuando se deja arrastrar por esa idílica aventura en un fantástico y lejano país, la que cuento en el libreto de los temas del álbum; porque siempre existirá la generosidad de ese ser humano, casi mágico, de ese amigo que velará por ella. El encanto, la sutileza y la dulzura de Audrey (que es la misma Holly) es, quizá… idéntico que el de mi dama oculta, la que aquí queda pintada a través de este “retrato musical”.

El tema que describe el carácter del doble personaje y su "pintura" se llama "Moon River”, que pertenece a la BSO de la película “Breakfast at Tiffany´s”, compuesto
"Las personas se pertenecen las unas a las otras, y es su entrega
mutua la clave del secreto de nuestra felicidad.
orquestado por Henry Mancini. Para mí, es una deliciosa obertura musical que abre este "sexto volumen"  de la colección;  ciertamente, uno de los temas que mejor dibujan e identifican la esencia “la música más hermosa del mundo”. Pero, sobre todo, es el "Love theme" de la romántica y bella historia que describe la mítica película.
  
Pienso que es importante calar un poco más en la filosofía más oculta del film y en el color de su música. Y es importante llegar a la interpretación de mi propio mensaje. Recordemos en el film, que Paul le decía a Holly: “Las personas se pertenecen las unas a la otras, porque es la única forma de conseguir la felicidad; no importan donde vayan. ¡Siempre acabarás tropezando contigo misma!”. Entonces Holly se aleja de su amigo
Ella, después de vagar perdida en su mundo de insatisfacciones,
se encuentra de nuevo a sí misma, recupera su ilusión y se
entrega, bajo la lluvia de la esperanza, a ese abrazo
que todos buscamos en nuestros sueños.
porque teme que pertenece a ese mundo que pretende "enjaularla". Ella intenta desaparecer, pero de pronto se ve perdida en su angustia, en su fragilidad, en su soledad, y en medio de su desolación 
encuentra a su “gato” bajo la intensa lluvia, que también se había perdido, que para mi era como su propia suerte, y encuentra también, de nuevo, a su amigo. Lo más importante es que, quizá, ella se ha encontrado a sí misma, como se encuentra “a sí mismo” el eterno personaje de los cuentos de mi álbum. El abrazo en que se funden esos dos seres perdidos y atormentados en la película, bajo la lluvia torrencial que les empapa, es el mismo abrazo que los personajes del relato musical del álbum, que se prodigan bajo la forma, intangible pero cálida y generosa lluvia que cae del cielo de sus destinos. La música de "Moon River" nos permite identificar el alma y el significado de la hermosa historia.

"Desayuno con diamantes" es un film del año 1961, dirigido por Blake Edwards y protagonizado por Audrey Hepburn y George Peppard, y que obtuvo dos Oscar por la música y canción de la banda sonora, precisamente compuesta por Henry Mancini.

Y qué mejor final para este homenaje musical, dedicado al tema que envolvió el "sexto volumen" de la colección, que escuchar "Moon River"  en la voz de la propia Audrey Hepburn. Estaremos de acuerdo en que oyendo la canción, podemos entender que hemos "contemplado" una de las escenas más bellas del cine y que habremos escuchado un trocito de "la música más hermosa del mundo".
  
Ángel González "Russty Andecor"

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