lunes, 26 de enero de 2015

"Inspiration", de "Angel" / "Opus 23", de "Marie Antoniette" / "End Title", de "Changeling"

Incluso hay algo más en el mensaje de la música, cuando se interpreta
al piano, que transmite el sentimiento que emana de la cercanía y la
pasión de quien te está sugiriendo, quizá suspirándote.
"En la música es acaso donde el alma se acerca más al gran fin por el que lucha cuando se siente inspirada por el sentimiento poético: la creación de la belleza sobrenatural".
(Edgar Allan Poe).
  
Y aunque la música describe los sentimientos que brotan del corazón, como lo hace la poesía, y como dijo Matthew Bellamy, "Hay algo en la música que obviamente está más allá del lenguaje mismo. Es comunicación en su forma más pura". Y yo pienso que "Hay algo en el mensaje del piano, más allá de la misma música, que describe lo que ya no puede transmitir ni siquiera un suspiro, una lágrima, una sonrisa... ni siquiera un beso de amor".
  
La inspiración no sólo llega de la interpretación
de la partitura de la música, sino del efluvio que
produce la imaginación, junto con el talento
creativo y la pasión por lograr la originalidad
de una obra ("La femme en rouge, de Boldini)
De cualquier forma, en la música, para conseguir la fidelidad del mensaje que se crea en la imaginación, desde el talento que más o menos se puede tener, con las notas y acordes que se interpretan, es necesaria la inspiración, es decir, ese estímulo que aparece en la capacidad creativa y que da como resultado lo más parecido a una genialidad o, al menos, a una obra fiel a lo que pudimos imaginar. Y... ¡qué mejor! para describir esa emoción, la de la inspiración, que el tema "Inspiration", de Philippe Rombi, perteneciente a la BSO de "Angel". Por cierto, tema éste que incluiré en el "Volumen 14", un especial que ya he subtitulado como "La evocación". Pero también es necesaria otra otra clase de inspiración, y es aquella con la que nosotros interpretamos la música que nos llega de su autor; es decir, la impresión con la que escenificamos en nuestra imaginación el mensaje que inicialmente nos transmitía esa música. Tal es así, y como ejemplo, la sensación que le producía a Juan Garodri, según me comentaba, era la de "estar junto a la orilla del mar, sintiendo la sensación gratificante y magnífica del manso ir y venir de las olas", mientras escuchaba "la suavidad de las notas del piano, con que empieza el tema, para adentrarse poco a poco en la ensoñación y en el recuerdo". O la emoción que a mi, en cambio, me transmite ese poema musical llamado "Inspiration" y del que me llega, intensamente, una nostálgica evocación que se queda, precisamente, allá en el tiempo, con todas sus escenas del pasado. Es esa la evocación con la que he subtitulado ese "volumen 14" de esta obra literario-musical.
 
Ese halo de misterio que, en ocasiones, transmite la música
del piano, nos cautiva y nos lleva a ese universo oculto en
nuestros sueños. Son los caprichos de las notas y acordes
los que nos pueden hacer perder la realidad para llevarnos
a ese ese escenario de fantasía que imaginamos.
He querido seguir en este "Volumen 12" de "La música más hermosa del mundo", la primera parte de un álbum al que puse el nombre de "La niña del vestido blanco", y en el que encontré esa inspiración que aparece, en ocasiones, cuando te dejas llevar por la vehemencia y el entusiasmo de la imaginación, cuando escuchas esa música que te transmite el mismo sentimiento que ya percibías en el alma. Pero... es ahora, en los temas que interpreta el piano en los que he querido detenerme, porque hay algo en su mensaje, que no creo encontrar en la impresión que me produce la música de otros instrumentos o de la conjunción y armonía de algunos de ellos. El lenguaje del piano me parece, a veces, igual que lo hace el violín o cello, como el de una persona muy afín a ti, que tienes muy de cerca y que te habla con el corazón, puede que con la intimidad de sus sentimientos.
En la interpretación, aquella que hacemos nosotros de la música
que nos llega del autor, influye el mensaje oculto, aunque
sugerente de esa fantasía que aparece en la escena cercana.
  
Pero el piano tiene también su halo de misterio, tiene ese mensaje oculto, pero sugerente, porque se acerca en su insinuación a la escena que en ese momento se representa en tu fantasía. Es el ejemplo del tema que incluyo a continuación y cuyas notas no hacen más que... sugerir la representación de ese escenario.     
   
Se trata del tema “Opus 23”, de Dustin O'Halloran, de la BSO de “Marie Antoniette“. Y es que aparte de las consideraciones que hice anteriormente sobre "la inspiración" y la emoción que expresa la interpretación de una determinada partitura musical, tuve otros motivos para elegir el tema. Primero, quise hacer un homenaje al sonido único y de "acústica romántica" de Pleyel, el piano con el que O´Halloran interpreta este tema, el mismo con el que el compositor y pianista Carlos González (mi sobrino) versionó el tema "Anette", que yo subtitué “Encuentro en el Sena” y lo convirtió, porque yo se lo sugerí, en el tema “La belle dame de La Seine”, como icono y “Love theme” de la Colección.
  
Al parecer, Chopin gozaba de su plenitud cuando
tocaba su piano Pleyel, junto a George Sand.
Pero, también porque Pleyel fue piano con el que solía interpretar Liszt y Chopin su estilo más romántico. Chopin decía: “Cuando percibo que siento energía y fuerza suficiente para encontrar mi propio sonido necesito un piano Pleyel”.

Finalmente, y volviendo al marco en el que se escenificaba el personaje del mago "encantador" del cuento, podemos percibir, en la interpretación musical del tema "Opus 23", el sentimiento de abatimiento por el desengaño que había sufrido el viejo mago. Es algo muy parecido a la descripción que quiere reproducir parte de aquellos versos que una vez escribí:
  
“Siento abatirme en mi desengaño,
todo me abruma, sin esperanza,
ya no hay colores, en azul cielo;
solo hay distancia y un gran silencio,
se ha ido la vida, se ha muerto el sueño”.
  
Y en cuanto al último tema que hoy he incluido en esta crónica musical, se trata, precisamente, de “End Title” ("Título final"), de Clint Eastwood de la BSO “Changeling" ("El intercambio"). En este pequeño poema, el piano inunda la melodía de nostalgia, y acompañado de la cuerda, dibuja luego en mi fantasía la fascinación de esos sueños que nos tientan en el alma y, a veces, nos llevan al universo del olvido, o incluso al abismo. Que decía Rusty, "el amigo del viejo mago":
  
Cuidado con los sueños y su hechizo, sus sirenas, que de azules
se nos visten, confortando nuestras penas, y entre música y
sus cantos, nos torturan las esperas.

Pues cuidado con los sueños
 que nos cantan las sirenas;
con su encanto nos seducen,
 y se sirven de su embrujo,
y nos miran ruborosas,
pues se saben son hermosas.
  
Y acarician, zalameras,
 consolando nuestras penas,
que gozando de su abrazo
y del jugo de sus besos,
nos perdemos en sus mares,
y en sus locos solazares,
que de tantas ilusiones
nos perturban nuestra espera.
  
(Los dos poemas en azules, de mis versos "cursis y empalagosos": "Versos al atardecer")

Por lo que se refiere a los films, de los que hemos extraído sus bandas
Clint Easwood, el prestigioso cineasta americano,
también compositor y pianista, ha facturado
excelentes trabajos de música para el cine.
sonoras, "Angel", película francesa de Francoise Ozon, producida en 2007 y con música de Philippe Rombi, ya la mencionamos en la crónica anterior, a propósito de otro de sus temas. En cuanto a "Marie-Antoinette", producida en 2006, es una película de Sofia Coppola, con algunos temas del compositor Dustin O´Halloran. como el que nos ocupa aquí. Finalmente, "El intercambio" (Changeling), un gran trabajo de cine dirigido por Clint Easwoold, producido en 2008 y protagonizado nada menos que por Angelina Jolie, y cuya banda sonora es del mismo Clint Easwood, lo que podría sorprender a quienes no conocieran entre sus prolíficas dedicaciones al cine, sus incursiones en la música para sus bandas sonoras y en sus interpretaciones al piano.
  
Una gran frase fue aquella de Edward Elgar:
  
Cuando nos envuelve la trama de un libro, lo que nos sugiere,
cuando cerramos los ojos y escogemos la música que nos
entiende, esa que nos acaricia, la imaginación hará el
resto y la escena quedará plasmada en una pintura
que colgaremos en la galería de nuestros sueños.
("Mujer en jardín", del madrileño Vicente Romero)
"Mi idea es que hay música en el aire.
La música nos rodea, el mundo está lleno de ella y cada cual simplemente toma la que necesita".
  
Y si aquella otra frase de John Lennon, aquella de su canción "Strawberry Fields Forever", la que decía "Vivir es fácil con los ojos cerrados", la compagináramos con la cita anterior de Elgar, podríamos hacer esta reflexión: "Cuando leemos ese libro que nos lleva a la distracción de nuestra mente y a la calma de nuestro espíritu; y cuando, después, cerramos los ojos y dejamos que la imaginación escenifique nuestros sueños, entonces... lo mejor para encontrar un momento de placidez y de serena reconciliación... es elegir la música que más fácilmente entiende nuestro corazón, esa que inunda nuestro silencio y llena intensamente nuestro universo privado".
  
Ángel González "Rusty Andecor"

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