"Si un compositor pudiera decir lo que quiere decir con
palabras, no se molestaría en tratar de decirlo con música"
(Mahler)
"Yo no tengo palabras para decir lo que desearía, pero
tampoco puedo componer la música que lo describa. Sin embargo, tengo la música
que me prestan los grandes maestros del cine que escriben sus bandas
sonoras".
(Rusty Andecor)
Y recordando aquellos versos "La noche... Tus ojos... Un poco
de Schumann... Y mis manos llenas de tu corazón", de Leopoldo Lugones,
pensé en su maravillosa dimensión y reflexioné así:
"Cuando se ama la música, con el tiempo, llega a entenderse.
Y cuando se entiende, se puede leer el mensaje que el compositor quiso escribir
en ella".
Es mi secreto, mi sueño oculto, pues esa niña vestida en blanco es mi esperanza y es mi ilusión, la llevo siempre en lo más hondo, la llevo siempre en el corazón. |
Y luego, recordando también aquella frase de Allan Poe, que decía: "Y en la
profunda oscuridad permanecí largo tiempo, atónito, temeroso... soñando sueños
que ningún mortal se haya atrevido a soñar jamás", me atrevo a confesaros
que, como John Lennon, aquel soñador que imaginaba un mundo maravilloso,
"a veces sueño con la esperanza, con la ilusión; yo la llamo "la niña
del vestido blanco", pero es la fe que tengo puesta en mi decencia y en el
corazón; la visto como una dama, con su vestido, azul o blanco, porque es la
música de mis colores, de mi poesía y también, de mi canción".
Aquel
breve cuento, dibujado con algunos trazos de colores y de música, y de imágenes
y guiños, cuyo guión quedaba oculto en el subtexto del libreto del "Volumen 12", y que yo titulaba "El viejo mago y la niña del vestido blanco". Es..., en muchas
ocasiones, el cuento de nuestra vida; un "viejo ilusionista", o quizá
solo un diplomado en haber vivido años de su vida, jubiloso en su última etapa,
la de la desesperada esperanza, busca en su magia, desde la chistera de su
corazón, la ilusión de sus trucos para atrapar algunas de las
Y sobre fascinación, no solo la que se busca en la ilusión personificada en el personaje de nuestros sueños, sino en el significado del mensaje de la música que elegimos, es sobre lo que trataré en esta parte del volumen 12 mi referencia musical.
"Coney
Island" es un tema de John Barry, que pertenece a la BSO de "Across the Sea of Time", film apenas conocido, y que corresponde a ese "Voumen 12" de "La música más hermosa del mundo". Esta fue su descripción en el libreto de mi álbum: Al igual que el niño que viaja por los mares en busca de los
vestigios que aparecían en unas viejas fotografías que contemplaba en su visor
de antigüedades, el frustrado "encantador" de su eterna dama, viaja también a través de su fantasía en busca del rastro que ve en cada poema musical que ha escogido, porque sabe cuánto le fascina el significado de su melodía. Y en el viaje que emprende, en su dimensión onírica, se encuentra enseguida a ese destello que ilumina el
comienzo de su camino. Es una luz azul, del mismo color de una rosa que identificaba su recuerdo, y es un
resplandor que aparece en la mayor parte de los temas musicales. Es el recuerdo
de una emoción, del destello de un corazón que vivió en aquel viejo cuento y
cuya imagen se vislumbra en este hermoso tema de Barry que parece evocar aquel lejano de “La calle del
adiós” del
primer volumen de esta Colección de música.
La imagen, escena del film, define la esencia y el sentimiento del mago "encantador" y de la dama "encantada". |
Finalmente, me gustaría haber podido aclarar que, ni el breve e incompleto cuento que he pretendido relatar, ni el deslavazado relato, escrito entre flash-backs en el transcurso del libreto de la obra y encubierto bajo las distintas tramas de los filmes, se comprende si no se interpreta o descifra la música que narra la temática de la totalidad del álbum. Pues es tan grande el poder del mensaje de la música que... ya lo dijo Chopin: "No hay nada más odioso que la música sin significado oculto".
Ángel Gonález "Rusty Andecor"
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