miércoles, 11 de diciembre de 2019

Todo se va y se desvanece. Sólo queda el color de la música y la sombra de los recuerdos, que permanecen

Expresión pictórica de la interpretación de la música de una
pintura de la artista rusa Lena Sotskova
"El milagro de la música no es sólo la excelencia de la composición de una obra, o la sublimación de la poesía que la embellece. Ni es sólo el virtuosismo de su interpretación. La música es también el arte, a veces el milagro de recrear un mundo de ilusión en el mágico escenario del teatro de nuestra increíble y asombrosa imaginación".
        
Ángel González
                           
"Golden Chord", painted by Anna Razumovskaya
Lo cierto es que el poder mágico de la música no sólo está en la percepción de la letra armonizada de su melodía, ni en el mensaje que nos transmite o sugiere, y que podemos verlo o entenderlo. La verdadera magia de la música, el milagro y su fascinación, está en descubrir lo que encubre o insinúa, en lo que sugiere y evoca. Su encantamiento y hechizo está en su poder mágico para sentirnos abrumados por la emoción que nos provoca, cuando a veces nos llega desde nuestro más recóndito estadio subliminal. Y desde luego, el milagro de la música está también, en su genialidad para conseguir que podamos recrear en el teatro de nuestra imaginación todo un escenario de asombrosas ilusiones.
         
El color de la música, a veces, puede recuperar escenas que
gratificaron nuestro pasado. Sus notas y acordes las recreará
en la imaginación. (Painted by Lena Soltskova)
Así, entendido ese poder fascinante de la música, la magia y el milagro de lo que cuanto nos transmite, debería celebrar y ensalzar su inmortalidad, reiterando el titular del que parece será mi último post: "Todo se va y se desvanece. Solo queda el color de la música y la sombra de algún recuerdo, que permanece"El color de la música siempre nos traerá la ilusión de cuanto queremos ver en ella. Sus registros y matices desmenuzan los detalles de su contenido. Sus notas y acordes nos describen su argumento y su guión. Y la sombra de los recuerdos nos reconfortará el presente, alentándonos de ilusión al evocar las escenas más gratificantes del pasado. 
       
El éxtasis que produce el escenario de una obra musical
está, en ocasiones, no sólo en la genialidad de su
interpretación, sino también en la inspiración y en el
encantamiento de quien la escucha.
Y viene a ser, sobre esos recuerdos que han llegado a la descripción encubierta de mis relatos, a cuanto hay detrás de las imágenes aquí publicadas y a sus referencias ilusorias, sobre lo que he querido descubrir en cuanto a su auténtica esencia y fundamento, en cuanto a su origen subliminal. En consecuencia, entiendo y puedo percibir que hay una semblanza poética, junto a una policromía musical que describe acontecimientos emotivos, eclosiones gozosas y gratificantes, pero también instantes amargos y sombríos de la vida, y cuya esencia está presente y unida a todo un argumentario que contiene la música más hermosa del mundo”. Y todo ello, su sentimiento y su mensaje, se descubre entre su literatura, la iconografía de sus imágenes y, sobre todo, entre la colección de música que esta obra ha acumulado.
  
A veces, la postal melódica que nos transmite el piano, el violín
o la orquesta, provoca la recreación de la escena de un viejo
recuerdo o la recuperación desde el alma de un sentimiento
dormido. ("Misia at the piano", painted by Edouard Vuillard)
Es una semblanza que reúne el encanto y desencanto del alma que cala y envuelve la integridad de toda la música que inunda la mágica y fascinante colección. Y que lleva también, la ilusión y desilusión de la esencia inspiradora del autor. Quizá, incluso… la esperanza de que un destello que iluminó el transcurso de la obra, la historia encubierta en la música y en los libretos, mientras se escribía, no se desvaneciera, sino que continuara resplandeciendo.
  
Y esta semblanza, inmersa en una sinfonía de sentimientos y de mensajes filarmónicos, de emociones y de postales melódicas, está descrita en los treinta temas de esta última publicación, entendidos como 30 “bises”. Y lo cierto es que son piezas que llevan, cada uno de ellas, la marca de un matiz musical distinto, pero también la de un colorido que sintoniza y converge con el conjunto de todo el temario melódico. (Clic en los títulos del playlist del contenido de este post para reproducir cada uno de los temas musicales).
              
-¿Me estaba esperando? -pregunta ella. -Toda mi vida -contesta él
Tema 1. "Adios Habana", de Dave Grusin, correspondiente a la banda sonora de "Havana" (1990). Un "love theme" con el que finaliza la película, escena cuyo fragmento reproduce el vídeo que enlaza el título "Habana - Escena despedida"(Clic en el título). La pieza sinfónica, en el contexto personal de esta obra, viene a ser como un epílogo con el que se describe el final de un viaje de recuerdos del autor que tuvieron su inicio mucho tiempo atrás, al igual que los recuerda Jack, el personaje del film encarnado por Robert Redford, persiguiendo la búsqueda de su destino en su frustrado intento para unirse al de ella, Bobby, el personaje representado por una turbadora y bellísima Lena Olin, tras un romance que hace cambiarle a él su moral.
          
La escena: Ella se abraza a él, amorosa, confiada e ilusionada.
Él la acoge, resignado, sabiendo que tiene que perderla.
Inmortal aquel diálogo: "-Te conseguiré un pasaje cuando quieras y a donde quieras, este mundo no es muy seguro para ti" -le dice Jack a Bobby. "-¿Porqué haces esto?" -pregunta ella. "-Por los viejos tiempos" -responde él, añorando tal vez, la nobleza latente de sus sentimientos, quizá sin percibir aún el espíritu de lealtad que le hará cambiar su moral. O aquella otra última secuencia en que se produce la despedida: "-¿Me estabas esperando?" -pregunta ella. "-¡Toda mi vida!" - responde él.
        
Conmovida, a punto de llorar, ella escucha a él, que le declara,
en un gesto de intentar reconfortarla, que por lealtad tiene
despedirse y alejarse.
Hay una reflexión que hace Jack al final de la película, quizá también es la que hace aquí el propio autor, aunque en nombre del personaje de mis relatos, y que viene a decir: "Las cosas ahora son distintas. Las cosas me van bien, pero ya no es lo mismo. A veces me siento vigilando mi destino, tal vez procurando por si puede cambiar el rumbo de mi vida. A veces, veo como un destello a lo lejos. Y algo se acelera dentro de mi. Supongo que es la esperanza".
             
Es el pasaje musical que resume todo un sentimiento, de semblanzas vividas,  de algunos sucesos felices y de otros desafortunados, de equívocos y errores cometidos en el pasado, de pasiones ensoñadas, incluso de sacrificios y renuncias por un ideal, quizá llevados por un principio de lealtad. Es un tema que describe muy bien el pasaje de violines, por un lado, y el piano, por otro, con la participación también del sonido apagado de una trompeta, en este hermoso y elocuente diálogo musical.
             
La magia de los mejores momentos de la vida la suele poner,
casi siempre, el romance de un beso. (Foto Robert Doisneau)
Tema 2. "Cominciamo ad Amarci", de John Foster. Una canción que popularizó Perry Como y Dalida, y que se orquestó para poner música a alguna vieja película. "Comenzamos a amarnos", su título traducido, es el inicio de una historia de amor en la que el punto mágico de su romance lo pone un beso. Y es que “las historias de amor siempre comienzan con un beso”. Un beso que los enamorados celebran desde lo más profundo del corazón. Aunque a veces, el milagro de la celebración de esa emoción no es más que un suspiro. Sin embargo, ese suspiro no deja de ser un beso que exhala el alma del enamorado.
                
El romance nace a veces, cuando se comparte
el beso de una despedida entre ella y él.
Y aunque alguna otra vez, es sólo una turbación, un sobresalto, también, esa inquietud, ese trastorno del espíritu, es un invisible e intangible beso que se desprende, sin que nos demos cuenta, de nuestro corazón aturdido, pero emocionado por el sentimiento que nos conmueve.
                      
La música de Comenzamos a amarnos (o "Comenzamos con un beso"), junto a las imágenes que ilustra el vídeo, nos describe que ese beso se goza, unas veces en el marco de algún lugar romántico, o no. Otras, en el recogimiento de un rincón perdido en nuestra intimidad. Unas, bajo la farola de aquel puente que aparecía en nuestros sueños, quizá un puente sobre "El Sena" en París. Otras, entre las sombras de una oscura calle. Hasta puede suceder que, para compartir un beso, nos seduzca un momento sentados en la terraza de un nostálgico bar. O quizá en la despedida entre dos personas. Ese beso que se dan él y ella, cuando uno de ellos se va en el tren, es el mejor festejo del inicio de un romance.
                
Alguna vemos hemos soñado con el beso que nunca dimos, o con
el que nunca recibimos. Incluso en el lugar más alejado de la
realidad, y que sólo escenifica el teatro de nuestra imaginación
Lo cierto es que también, a veces, hay un beso que se deseó, pero que nunca se dio ni se recibió. No es un beso real, pues sólo se produjo en el escenario de nuestra imaginación. Y ocurre que tras la ensoñación de ese beso, tras el escenario fantástico de la ilusión, aparece la magia de un romance.
                                      
Por otra parte, la sugerencia de la música, en algunos momentos, parece recuperar escenas del pasado, tal vez escenas felices que se describen en los libretos del álbum literario-musical. Son imágenes medio desvanecidas, casi ocultas entre los libretos del relato y rescatadas del “visor de antigüedades” de la memoria del autor.
             
El destino cruza, a veces, a dos personas que irremediablemente
les va a hacer cómplices de una ilusión, de un romance o de una
fantasía musical que guardará en la poesía de la imaginación.
(Omar Sharif y Anouk Aimée en el film "La cita")
Tema 3. "The Appointment", de John Barry, perteneciente a la BSO del mismo título, "La cita", y que interpretaban Anouk Aimée y Omar Sharif. La música, en el contexto del relato de este álbum literario-musical, es una excusa más para describir el comienzo de una historia, tal vez imaginada, tal vez extraída de una parte de la realidad. Es un encuentro, casual e inesperado, que el destino pone a dos personas que no se conocen; a un hombre y a una mujer. "La cita", es el punto de partida de una ilusión, de una complicidad, unas veces como una aventura, otras como una fantasía. Pero el momento de ese "encuentro" está presente en el transcurso de toda la historia.
            
Anne y Jean-Louis acaban de conocerse. Es el momento en que se
acercan: la atracción es inmediata. Como suele ocurrir siempre.
Tema 4. "Plus fort que nous". de Francis Lai, de la BSO de "Un homme et une femme", película dirigida por Claude Lelouch y protagonizada por Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée. La escena del vídeo que enlaza el título es el reencuentro de dos seres humanos, "un hombre y una mujer", que en ese momento han comprendido que se aman y que, como dice la misma canción, "el amor es más fuerte que nosotros". Es uno de los "love themes" del film que describen esa eterna historia de encuentros y desencuentros que un hombre y una mujer se ven destinados a vivir, una veces felices, otras más tristes, no sólo en el cine sino en la vida real.
              
Una de las escenas más románticas de "Un homme et une femme"
que describe la música de la banda sonora.
"Plus fort que nous", Es  otra versión del tema a piano y orquesta, en clave de jazz, también extraída de la banda sonora y de otra escena de la película, quizá una de las escenas más emotivas y románticas que el cine ha creado. Es el primer encuentro de dos seres humanos que están destinados a amarse eternamente. Una historia de amor fulgurante, inesperada, atrapada en un paréntesis casi de ensueño; seguramente muy parecida a la que aparece encubierta, semi-oculta, tras los libretos del relato de esta obra literario-musical que contiene este blog. "L´amour est bien plus fort que nous", en una versión de jazz, con unas imágenes impresionantes.
                      
Dicen que, a veces, "Los mejores año de la vida son los que
aún están por llegar", no importa ni la edad, ni siquiera el
Alzheimer. Fue el destino que les reservó a Anne y Jean-Louis
53 años después de su romance tras el primer encuentro.
Tema 5. "Les plus belles années d´une vie", de Francis Lai con adaptación de Calogero y Nicole Croisille, versión vocal y que pertenece a la BSO de "Los años más bellos de una vida", película que también dirige Claude Lelouch e interpreta Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée, y que fue rodada como secuela de "Un hombre y una mujer", para concluir la trilogía del director francés. La conmovedora historia del film cuenta cómo el destino busca a "una mujer" que amó a "un hombre" 53 años atrás, después de perderlo y para reencontrarse con él. Cuenta cómo él se halla internado en un centro porque padece Alzheimer. No recuerda nada, pero si a la mujer que amó. Luego, tras el reencuentro, imagina que se escapa con ella para recorrer los lugares que fueron testigos de su romance. La versión orquestal de la banda sonora, por tener los derechos reservados, sólo disponible en el playlist grabado en el "volumen 17".
                  
La complicidad de dos seres humanos puede mantenerse, desde
el instante de un romance vivido hasta la eternidad, porque
"incluso la muerte no puede con el amor". Y esa complicidad no
desaparece ni en el tiempo ni en la distancia (foto de Doisneau)
Lo cierto, es que el "flechazo" se -vuelve a producir, porque como dice Lelouch "el flechazo ocurre cuando uno reconoce a alguien que ha amado antes, quizá en otra vida", se atreve a decir el cineasta, añadiendo incluso "ya que incluso la muerte no puede con el amor". Quizá, la historia podría trasladarse también a un contexto real, ¿y porqué no al ámbito más cercano del autor que imaginó otra historia a través de esta obra? Y también, lo cierto es que la música describe, además, una eterna complicidad de dos seres humanos, quienes quiera que sean, que pudieron vivir incluso sólo un instante de su romance; complicidad que no desaparece ni en el tiempo ni en la distancia, y que la mantiene la magia de una química de recuerdos alojados en lo más profundo del subconsciente. Esa complicidad, esa química, fue la que tuvieron Anne y Jean-Louis, los personajes de "Un hombre y una mujer".
              
De "La  courage de l´aimer": Massimo Ranieri
y Mathilde Seigner en una escena de seducción
Tema 6. "Le courage d´aimer: Noël", de Francis Lai, perteneciente a la BSO del mismo título y cuyo film dirige también Claude Lelouch"El coraje de amar", el título así traducido, cuenta historias anodinas e intrascendentes en las que aparece como protagonista el impulso de los sentimientos y la fuerza del amor. Historias como la que emergió en el transcurso del mensaje de "la música más hermosa del mundo", de las imágenes y de los textos de esta obra. La música describe un lejano escenario de recuerdos que parece recuperarse en el presente mediante la fantasía de la imaginación, y en el que pone el tono nostálgico de un acordeón, siempre sugerente, siempre envolviéndonos con el mensaje... quizá de un ya lejano cuento.
                
En ocasiones, el intérprete de la música, el piano, o el cello,
fusionan el espacio de su propia inspiración con la escena que
imaginamos. (Painted by Willem Haenraets)
Tema 7. "Gordos", de Pascal Gaigne, de la BSO de la película del mismo título. Es un divertimento musical que interpreta el piano en el transcurso de casi toda la pieza, aunque en la segunda mitad escucharemos a la guitarra y la cuerda. Una música con la que, aproximándonos al argumento de mi propia "película", la que he querido relatar en esta obra, esbozando escenarios, unas veces cercanos a mi propia vivencia, otras más surrealistas, nos describe alguna de las escenas más reconfortantes, imaginadas, a veces... no sé si vividas, y sucedidas en algún momento y en algún lugar del tiempo.
              
La sugerencia descriptiva del piano a veces nos lleva al rincón
más cercano del alma. (Painted by Clyde Steadman)
Tema 8. "“Waltz Gramophon”, de Eugen Doga, de su álbum "Cascade of Dreams". Es una música tan sugerentemente descriptiva del mundo de la ilusión como el tema anterior, aunque en forma de vals.
                  
Tema 9. "Bluebird", de Alexis Ffrench, de su álbum "Evolution". Otra partitura con la misma línea musical que los dos temas anteriores y compuesta por un autor dedicado al género de una música muy espiritual e intimista. Y es esa la intención de este pasaje que interpreta el piano y un discreto acompañamiento de cuerda. Quizá, con este tema he querido hacer un paréntesis de reflexión para enlazar mi inspiración más cerca del alma a una música más descriptiva, puede que más paisajista en cuanto a la escenografía que evocan mis recuerdos.
             
Portada del álbum "Annie Girardot, con el corazón abierto"
Tema 10. "La romance de la vie", compuesto y orquestado por Babtiste Thiry y perteneciente a la banda sonora del film documental "Annie Girardot á coeur ouvert". Es el título con el que se inicia el álbum que contiene 19 pistas y con el que se hace un homenaje merecido a quien fue una de las grandes estrellas del cine francés en su etapa más clásica: Annie Girardot. Un tema con el que le podríamos dar un titular al final de este álbum literario-musical: "La vida es un eterno romance". Un eterno romance, que, como tal, hemos de vivir, pues en su contexto más profundo y personal, para enamorarse de la esencia de la vida, hay que sentirse fascinado por el ser humano, especialmente por quien nos muestra la transparencia de su verdad y de su corazón.
            
La música, la sentimos como un canto a la vida, un canto a los
sueños, desde las luces, desde las sombras, un canto al amor.
Tema 11. “Una dolce vita”, extraído del mismo álbum de Baptiste Thiry. El encanto y la gracia, el júbilo y regocijo, el juego y la ternura, y hasta la travesura, cuanto nos describe la música, nos descubre la nostalgia de aquella “dolce vita” de un personaje; una vida enmarcada, unas veces en los recuerdos del pasado del autor, otras en la ficción de los relatos de este álbum literario-musical. El clarinete, el piano y el acordeón son los artífices del diálogo que se produce en la fantasía de nuestra imaginación. La música de la partitura sigue siendo, como el tema anterior, un canto a la vida, un canto a los sueños, desde la ilusión, desde nuestras luces, desde nuestras sombras, desde la verdad de nuestro corazón.
              
El romance más importante de la vida: el sentimiento del amor.
"Man and Woman. Love Scene", by Kanchan Mehendale. 
Tema 12. "Flight to Rome", del mismo álbum y autor, es la continuación del anterior, pendiente aún de hallar un enlace. El argumento del mensaje que extraemos de su música describe el mismo sentimiento que sus temas precedentes.
        
Tema 13. "Un homme et une femme", de Francis Lai, en una adaptación muy melódica a piano que interpreta Richard Clayderman, precisamente para la música de "Un hombre y una mujer". Un tema que nos viene recordar nuevamente que el romance más importante de la vida es el sentimiento generoso y desprendido entre los seres humanos, el amor y la amistad, la nobleza y la lealtad, aunque el contexto que aquí se describe, y se realza musicalmente, es el del amor entre "un hombre y una mujer".
             
Nuestros momentos vividos, el recuerdo de sus escenarios, sus
fantasías, inclusos las locuras que no pudimos evitar o aquellas

que deseamos cometer, todo queda guardado con los colores de
la ilusión, tonalidades que luego no aparecen en la realidad.
Tema 14. Lo struscio perteneciente al film “Amarcord”, obra maestra de Federico Fellini, cuya banda sonora está compuesta por Nino Rota. Versión de Riccardo Chailly con la Filarmónica de La Scala. El tema viene a ser aquí otro divertimento musical que se mueve entre el entusiasmo y la complacencia de los momentos vividos en el pasado, por un lado, y el juego, a veces travieso y frívolo, del propio regocijo, por otro. La versión es de la Piccola Orchestra Avion Travel. En definitiva, es algo parecido al argumento de la película de Fellini; una crónica de momentos vividos en un lejano tiempo, con escenas memorables, como en el film, y con otras que solo fueron imaginadas, y que –al menos el autor- podrá visionar en escenarios descritos en los temas posteriores. La versión del tema de Amarcord que hace la Sinfónica de San Marino, ilustra muy bien parte de aquellas inolvidables escenas, especialmente la del Theme principal. (Clic en los temas señalados, anteriores y posteriores). Con el preámbulo de esta banda sonora se abre el telón del presente playlist que hace de recapitulación musical.       
  
Es el retrato de la misteriosa dama de la historia de la
película. Aunque haya otra "película" que esta música
inspiró en el autor de esta crónica y cuya imagen, la
del rostro de esa otra "misteriosa" dama, "en algún
lugar del tiempo" se desvaneció.
Tema 15. Love Theme, del film “Somewhere in time”, compuesto por John Barry, en versión de sólo piano que hace el orquestador Dennis McCarthy. El tema describe ese “lugar en el tiempo”, que es el mismo título del film. Una música que, cuando en su versión orquestada ya aparecía en uno de los primeros álbumes hace 15 años, nos trasladaba a un mágico lugar en donde creímos encontrarnos a una misteriosa dama cuya presencia intuíamos y cuyo retrato vislumbramos, y luego volveríamos a recuperar en otro lugar del tiempo. Fue el encanto y la belleza de aquella imagen la que a mi seguiría fascinándome durante el transcurso de esta obra literario-musical. Puede que aquella imagen no fuera la misma que la del retrato original. Y puede que aún no estuviera seguro de la identidad de su rostro. Porque, puede que su rostro no lo hubiera visto nunca en la realidad y sólo estuviera en mi imaginación o en el recuerdo de un sueño. La versión del “Theme” en versión “piano and violin duet” nos lleva aún más a adentrarnos en el universo mágico de la imagen de aquel retrato. Mejor aún, si escuchamos y contemplamos la conmovedora interpretación que hace la violinista Kim Ji-Yeon de este bellísimo y turbador "Love Theme" del maestro Barry.
  
Siempre hubo el recuerdo de alguna escena con tonalidades
"parisinas" y con los colores de la magia de un cuento. Al fin
y al cabo, son recuerdos que forman parte de esa "película"
de la vida y que atesoramos en nuestras imaginación.
("Paris Café", by Stanislav Fomenok)
Tema 16. “Love Theme”,  de la BSO del film “My Life”, también de John Barry. "Mi vida", una producción de 1993 que fue protagonizada por Michael Keaton y Nicole Kidman. Aquí, la música en su versión original, nos envuelve hasta adentrarnos “más allá” de la trama, sin que podamos evitar, mientras escuchamos el breve fragmento sinfónico, rodearnos del hechizo de una atmósfera que nos traslada hasta el paisaje de la ensoñación. Es cierto que la realidad de la vida está ahí, con toda su crudeza e ingratitud. "Mi vida" es el título del tema que nos recuerda esa realidad y esa ensoñación. Y lo cierto es que hay un instante en la lucidez de cualquiera de nosotros en que nos escapamos a ese maravilloso mundo de un tiempo perdido en la dimensión del pasado. Recordemos, nuevamente, el pasaje completo de la armonía sinfónica del tema "My life ending theme", el que pertenece en su versión original al final de la película. Y sepamos también que siempre nos queda algún recuerdo que forma parte de la "película" de la vida y que atesoramos en nuestra imaginación.
   
"La vida es una película" con escenas pintadas, unas veces por
Renoir, otras por Modigliani, aunque hay veces que su autor es
nuestra propia imaginación. (Montaje pictórico de una foto de
Robert Doisneau)
Tema 17. “Love Theme”, de la banda sonora de “Nuovo Cinema Paradiso”,  compuesta por Ennio Morricone, en versión que interpreta el acordeonista Cédric Liardet. La música describe ahora una perspectiva de la vida muy cercana a momentos vividos en un particular mundo de cuento. “La vida es una película”, como el mismo film al que pone fondo esta banda sonora. Pero hay una parte de esta película, la del relato que aquí ha quedado permanentemente encubierto, que estaba coloreada y teñida por tonalidades del viejo y nostálgico París. Y es el acordeón el que nos recuerda todo un escenario “parisino”. Un escenario que va mucho más allá del argumento de la propia “película”. Versión del “Love Theme” muy intimista, la de 2Cellos, en un directo impresionante.
  
"Accordion girl" (Autor desconocido)
Tema 18. “Vent d´automne”. Es el “Viento de otoño” que, a través de la seducción musical de un “vals-musette” que nos trae el acordeón desde los rincones parisinos, quizá desde las orillas del Sena, nos lleva a los escenarios en donde buscamos encontrar a “la belle dame de La Seine”. Es la versión original de Emile Carrara, el autor de la pieza, la que escuchamos aquí, la que más nos sumerge en el ambiente recoleto y pintoresco de las calles parisinas, como nos sumerge el tema “Paris Musette”, del álbum del mismo título “Vent d´automne” que reúne musettes en una selección de “French Accordion”. Armand Lassagne nos hace una versión espontánea del "Vent d´automne" de Louis Peguri, animando el escenario de una entrañable celebración.
              
Composición pictórica que pone la música del acordeón y del
piano, como homenaje al "romance de la vida".
Tema 19. "Les ames coeurs", de Baptiste Thiry", del mismo álbum que dedicábamos anteriormente a "Annie Girardot" y con cuyo tema también le ponemos música a la transparencia del corazón, en su protagonismo a los sentimientos que hacen del romance de la vida como el más hermoso de los poemas humanos. El tema "Annie" es la referencia musical del álbum a uno de los personajes de los relatos que aparecen en la obra y que sugiere el nombre de una dama que se alude en ella como "Anne Sophie". El vídeo que reproduce el enlace desde los títulos contiene los dos temas anteriores y que se editaron de forma muy sugerente como imágenes en que la música es interpretada por el acordeón y el piano.
   
Es el escenario de una mágica noche de París, en la que dos
personajes de los relatos de esta obra cruzan una vieja y
sombría calle de la ciudad.
Tema 20. "The Shadows of Paris", de Henry Mancini and his Orchestra and Chorus, de la BSO de "The Pink Panther". Es la versión original del mismo tema ya incluido en volúmenes anteriores y con otra orquestación. Una música intensamente descriptiva que sugiere el recuerdo de un encuentro en una mágica noche de París. La elocuencia vocal de la melodía que nos canta Elsie Bianchi nos transporta a la ilusión del escenario que nos proyecta la imaginación. La versión que interpreta, casi improvisadamente, la desconocida "Simmi" de “The Shadow of Paris”nos lleva, aún más, a la estampa nostálgica que nos describe el momento de aquella imaginada noche en una calle parisina.
              
Podría ser la imagen evanescente de aquella "belle dame" que se
perdió en una vieja y sombría calle parisina. Aunque podría ser
también, simplemente, la ilusión de una historia musical que un
día comenzó con un vals: 
"El valse d´une rencontre á la Seine"
Mucho después de acontecida aquella historia, supe, me contaron, que hay noches en que suele aparecer en esa vieja y sombría calle parisina el destello de una imagen perdida, del rostro del personaje quimérico de una dama, y que se va desvaneciendo en la lejanía de aquel lugar. El vídeo del enlace del título anterior reproduce una historia alternativa, pero que también puede ilustrar los mágico momentos de la aparición y desvanecimiento de esa fantasmal imagen.
                  
Cuando me desperté de la ilusión de aquella escena que había
imaginado, me encontré de nuevo en la misma calle en que
había visto la asombrosa y fantasmal imagen. Ahora aquel
rostro había desaparecido, pero yo escuchaba la canción.
Y supe, me contaron también, que mientras aquel rostro se desvanecía en la oscuridad de la noche, se escuchaba, al parecer desde un pequeño y oscuro club de jazz, el sonido lejano de la canción "Shadows of Paris", que relataba la triste historia de una dama enamorada de un sueño y que se perdió en la soledad de su destino. El tema es una versión que interpreta “Shirley Scott Trío”. Luego, yo mismo tuve mi propia experiencia, poco menos que sobrenatural, pues después de recordar lo que me habían contado y al "despertar" de la ilusión de aquella escena que había imaginado o quizá que había ensoñado, porque creí encontrarla en algún lugar, sucedió que durante otra noche, hallándome en la misma ciudad, me vi en la penumbra de aquella mágica calle, ya muy de madrugada, y escuché a un pequeño grupo de jazz que tocaba en un retirado café. Eran sólo tres músicos y se llamaban "Elsie Bianchi Trío".
             
Allí estaban ellos: el grupo de jazz "Elsie Bianchi Trío". Charly
Antolini a la batería, Siro Bianchi en el contrabajo y Elsie Bianchi
al piano y cantando aquella hermosa canción, tal vez sugiriendo
un mensaje para mi y que no supe aprovechar en su momento
Tema 21. La canción que aquel grupo de músicos interpretaba era "The Shadows of Paris". (Clic en el título para reproducir esta otra versión). El caso es que, fascinado por la música, me acerqué hasta el trío que lo formaban, aproximándome a la cantante. Y entonces Elsie, que era su nombre, me hizo un guiño sonriéndome mientras, con una voz clara y muy sugerente, casi sensual, me cantaba: "Ella te espera detrás de las sombras que desvanecieron la imagen de su rostro, ella sabe que amanecer significa adiós, por eso busca su rastro entre las sombras de París". Yo entendí su mensaje y cuando quise correr tras la imagen perdida ya había amanecido. En cuanto a los autores de la canción del vídeo que vemos a través de este enlace, interpretando la versión del tema, ya hacíamos antes referencia, pues se trata del "Trío Elsie Bianchi",  y extraído de un LP que grabó en 1965.
   
Katheine Morris y Tony Croft, tocando el melodeón.
Tema aparte, se merece el mismo “The Shadow of Paris”, en una versión que interpretan “mis amigos”  Kate Morris y Tony Croft con acordeón y melodeón, respectivamente. Una pareja de acordeonistas imprescindibles en una crónica en que la música del acordeón es una de sus protagonistas. Absolutamente increíble la versión, para describirnos una “sombra”, la del destello de una imagen, en que poco a poco se había ido convirtiendo la que aquella anoche fue una milagrosa aparición. Supongo que aquellos dos acordeonistas callejeros, Kate y Tony, quienes encontré en la misma calle al día siguiente, querían recordarme que la imagen tras la sombra había dicho adiós al amanecer.  
   
Tal era la forma en que Audrey nos cautivaba que ni siquiera,
cuando apenas veíamos su sonrisa en su rostro, dejábamos de
contemplar la dulzura que exhalaba y transmitía su corazón.
Tema 22. “Moon River”, de la BSO de “Breakfast at Tiffanys”, de Henry Mancini. La mítica película "Desayuno con diamantes", que dirigió Blake Edwards en 1961. El tema es un homenaje a quien, de alguna forma, fue una eterna musa para este autor. Un homenaje a quien fue también la eterna inspiración de Rusty Andecor. Un entrañable homenaje a ella: Audrey Hepburn. Y nada mejor que en una versión íntima y delicada que protagoniza el piano y la cuerda del grupo “I Salonisti”. Bueno, ciertamente fue una musa, porque mucho tuvo que ver el resplandor de la imagen de su rostro, de su figura, de la dulzura de sus ojos y de la sugerencia de su mirada, con la aureola y la esencia de aquel misterioso y fascinante personaje: la belle dame de La Seine”, que surgió de los impresionantes escenarios de su imaginación.
                  
Nunca tuvimos la duda de que cuando escuchábamos a Audrey
en la canción "Moon River", cuando la veíamos aquí en esa
escena, sabíamos que cantaba desde el alma y con el corazón.
El tema de Mancini, en esa versión que interpreta el conocido grupo de cámara, describe un duelo increíble y asombroso entre el violín y el piano, y da la impresión que representa, no sólo a Audrey Hepburn, sino también a la fascinante “la belle dame”. Otra versión de "Moon River", ésta de interpretación anónima, muy sencilla y sin pretensiones, pero de una estética musical exquisita es la que enlaza aquí con el título precedente.  Aunque la más incomparable de todas las versiones que podríamos encontrar, por cierto, muy acorde con aquella amorosa ternura que tanto irradiaba su persona, es precisamente la suya. Por eso, no me resisto a dejarme seducir una vez más, aunque la haya repetido en tantas ocasiones, la versión original que ella misma canta, y que lo hace con la música de su corazón. Aquella que comenzaba, susurrando.. "Moon River"(Clic aquí en el título).
                   
Es la orquestilla que pone la música a
algunas de nuestras experiencias o
aventuras oníricas. Es la banda
disparatada y surrealista que puede
aparecer en nuestros propios sueños.
Tema 23. "A Quai", de Yann Tiersen, de la BSO de "Amelie". La pieza es un divertimento de color y fantasía. Creo que es la mejor estampa musical para bajar el telón y poner fin a toda una función, y ello después de una fantástica historia relatada o, tal vez, solo sugerida a lo largo del transcurso de esta obra, la que se me ocurrió titular La música más hermosa del mundo”. Y en definitiva, el tema forma parte de la banda sonora de un cuento, el de "Amelie", y desde luego viene a tener mucho que ver con el cuento que parecía encubrirse en el transcurso del contenido ilustrado en este álbum. Y no olvidemos que hay historias fabulosas que no sólo son ilusorias. Pues si algunos de los libretos de la obra contenían relatos en las que los personajes representaban escenas inquietantes y situaciones desalentadoras, quizá es la consecuencia de experiencias o aventuras oníricas que el autor hizo "rodar" en su particular "película".
                    
"La belle dame", la dama de nuestro cuento baila su danza
de la felicidad, recordando su "Tu vais tou gamou".
Tema 24. "To vais tou gamou", de Eleni Karaindrou. Es un tema que pertenece al álbum y banda sonora de la película griega "O Melissokomos" ("El apicultor") y que traducida es "El vals de boda". Una música que visiona una de las estampas más gratificantes y felices de alguna de esas aventuras oníricas que el autor guardó en su reservado "celuloide", para la intimidad de su fabuloso cuento.
"La belle dama", en el contexto más romántico del marco
de su cuento, "la dama vestida de blanco", sumida en la
profundidad de su nostalgia, tal vez, recreando algunos
de sus recuerdos en el escenario de su imaginación.
(Painted by Konstantin Razumov)
Es un vals de celebraciones, de las que entre el gozo y la ilusión de los dos personajes de la ficción bailan entre la fantasía de colores de su escenario. En cuanto a la versión de "Tu vais tou gamou", en la que escuchamos el vals más acelerado y más vivo, nos imaginamos al personaje de la dama del relato, "la belle dame", en la representación de una danza de ballet con la que, al ritmo y la música del vals, quiere mostrarnos la plenitud de su momento de felicidad.
            
Tema 25. "Waltz - The Boorish", También, compuesto por Karaindrou, del álbum "Music and Songs for the Theatre", describe un sentimiento de carácter más nostálgico que el "vals de boda" que precedió este tema. Tal vez, con este vals he querido plasmar los colores y matices que nos dejan los maravillosos recuerdos del pasado, la belleza de las escenas que nos dejaron en la memoria y su recreación en nuestra imaginación.
           
Hay escenas que embriagan nuestra mente, ruedan la imaginación
Vemos la fusión de la música y esa dama que habita en nuestros
sueños y que, envuelta de blanco, se descubre y aparece con su
vestido rojo para pintar en nuestros sueños su color de pasión.
(Oll painting, by
 Lena Sotskova)
Tema 26. "Lo que escondían sus ojos", de Vicente Ortiz Gimeno, de la serie de televisión del mismo título. Música, compositor y director a que ya nos referíamos en el capítulo anterior. Un tema que me he permitido volver a incluir, no sólo porque aparece ahora en el recopilatorio de temas del "volumen 17" en formato no virtual, sino porque en el contexto del final de esta obra parece describir "casi toda una vida", la más intimista del autor. Y ciertamente, el "poder especial" de algunos de estos temas, como este de Ortiz Gimeno, es el de la impresionante capacidad de describir escenarios envueltos en la nostalgia del pasado; incluso la música que, debido a la fuerza de su composición melódica, recrea la inspiración de escenas que visionan la fantasía de nuestra imaginación.
               
La pintura reúne tres ingredientes: el piano, que nos evoca el
escenario de la música, el acordeón, que nos envuelve en la
nostalgia de las mágicas escenas de un cuento y una dama que
canta una canción de amor. El escenario y sus colores también
 hacen homenaje a "La música más hermosa del mundo".
Tema 27. "Waltz The Man in Half Moon Street", del compositor húngaro Miklós Rózsa y perteneciente a la BSO de "El hombre que quiso ser Dio". El tema podría ser un guiño, aunque sólo por el argumento del film más que por el título, pues si la trama se refiere a un hombre que quería prolongar su propia vida, el personaje del relato que aparece en los libretos de esta obra, o quizá el autor de la misma, sólo deseaba prolongar su ilusión y sus sueños. Pero la música del tema pretende mucho más. Pues es un homenaje a la totalidad de los capítulos de "La música más hermosa del mundo"; desde que este autor hizo su primer trabajo en 2003 hasta el actual 2019. Es el motivo por el que edité el vídeo que reproduce el enlace del título con imágenes muy sugerentes y temáticas del transcurso de la obra. Un homenaje a un álbum de 17 volúmenes y a una crónica literario-musical que incluye este blog, que inicié en 2014 y cierro ahora con 30 capítulos. Y precisamente, también con 30 temas musicales.
            
Es una escena del final de "La La Land". Los personajes que
protagonizaron la película sueñan con un desenlace feliz. Quizá,
ese momento es el que esperan. Como todos deseamos al final
el mejor destino. Porque, si todo es incierto y el horizonte que
tenemos es dudoso y oscuro, siempre nos quedan los sueños, tal
y como sucedió al final de la película.
Tema 28. "Theme Late for the Date. Mía & Sebastian´s", de Justin Hurwitz y banda sonora de "La La Land. City of Stars" ("La ciudad de las estrellas"), versión que hay que añadir a los temas que ya se contenían en uno de los últimos capítulos de esta obra. Pues si ya entonces me refería a la fuerza musical de la banda sonora, tratando de equilibrar su composición con la historia de amor que se cuenta en la película, entre un romanticismo creíble y la nota nostálgica que parece penetrar en nuestras propias historias personales, finalmente, y con este remake, se trata ahora de relacionar los escenarios vividos, al igual que una película, con el mejor desenlace para nuestro destino. Y quizá, ante lo incierto de encontrar precisamente ese buen destino, de lo que se trata es de enfatizar el teatro de nuestras ensoñaciones.
                        
Una escena de "The Great Race", en la que él se rinde a ella y
la invita a brindar con champán por ellos y sus destinos. No
querían reconocerlo, pero ambos estaban enamorados. Natalie
estaba arrebatadora. La música del tema también podría ser
un brindis a la ilusión, a los finales felices y al amor.
Tema 29. "Main Title (The Sweewtheart Tree)", de Henry Mancini y BSO de "The Great Race" ("La carrera del siglo"). Por cierto, un clásico de la comedia y uno de los mejores filmes de Blake Edwards, su director y autor del argumento. Es la versión original de la cabecera de títulos del film y un remake de las dos versiones que ya estuvieron en los volúmenes 1 y 14 de esta antología musical. La verdad es que no podía faltar el maestro Mancini, uno de mis favoritos, para poner fin a este álbum y en el que se han recopilado casi 600 temas musicales, la mayor de ellos extraídos de las mejores bandas sonoras del cine. Con esta música he querido también rendir tributo a la ilusión que nos lleva a recuperar nuestras mejores escenas vividas, o incluso imaginadas, y con los "títulos" que más recordamos, al asombroso y maravilloso escenario que mueve la imaginación cuando escuchamos la excelente melodía de Henry Mancini.
           
Y siempre hubo un lugar para soñar, o un lugar con el que soñar.
Un lugar en la imaginación o en los sueños. O quizá fue un lugar
que inspiró un viejo cuento y que un día, ya hace muchos años,

aparecía en aquel "La belle dame de La Seine" (Clic)
("Paris, View of the Seine, Night", by Maximilien Luce)
Tema 30. “Prairie Dream”, de Laura Veirs. Escuchando esta música, quizá estamos percibiendo como el telón baja en el transcurso de las notas de una melodía que parece llegar desde una "cajita de música". Cuando la canción termina, la escena desaparece. Tal vez, el tema  describe el escenario de los sueños, aquellos entre los que fueron sucediéndose todo un carrusel de instantes vividos en algún lugar del tiempo; acontecimientos que perduraron en la imaginación. Escuchamos unas notas tristes, débiles y apagadas. ¿O no son tristes? Porque… el piano parece irreal, lánguido, como si sonara allá, en el mismo sueño. Pues sí; creo que todo ha sido una película, con la ilusión de sus escenarios, rodada en el fabuloso y fascinante mundo de los sueños.

Por otro lado, la vida es un baile de ilusiones y desencantos, de
gozos y tristezas, de sonrisas y llantos. Qué mejor, para aliviar
nuestras penas y disfrutar nuestro gozo, que compartir muy de
cerca el universo de nuestras vidas y vestirlas con su canto.

("Couple in Love Dancing", painted by Josephine Wall)
Ciertamente y... digamos que, para recapitular esta "recapitulación" (valga la redundancia), son estos titulares con los que podríamos componer y engalanar esos poco rigurosos versos que cito más abajo: "La vida hay que vivirla con arte". "Dedicar pasión a los momentos importantes". "Añadir ilusión al presente y esperanza al futuro". Y que no se nos olvide: "Impregnar y empapar de música como banda sonora a los recuerdos que vivimos". Además... muy especialmente... "Volcar los escenarios que guardamos en los sueños y que recreamos en la imaginación en la música que escuchamos en nuestra antesala del alma". Y... con todo esto, sólo quería recordar, con estas líneas, quizá un tanto "cursis y empalagosas":
   
Y si música le ponemos, a la vida y a su arte, sentiremos los
colores y las formas, que sugiere su romance, y el sabor de su
pasión. ("Misia at the piano", painted by Edouard Vuillard)
"Que la vida es un eterno romance / a la que hay que poner pasión, / y vivir los radiantes y breves momentos / y más aún, envolverlos de ilusión. / Pues la vida y el vivir también son arte / y la pluma y el pincel / y la música y el cincel / y la voz del corazón. / Y si faltan escenarios y funciones / solo queda "el romance de la vida" / el que habita en nuestros sueños / y en la magia y en la luz / las que vemos, las que mueve / el prodigio de toda la imaginación(Clic en el texto de los títulos resaltados, anteriores y posterior, para activar el enlace con los tema y vídeos)
               
"Dreams of Atlantis". Painted by Josephine Wall
Y como hay que hacer una dedicatoria que ponga fin a esta galería literaria, de ensoñaciones y de sones, nada mejor que un brindis musical. Nada mejor que el piano y el acordeón, para tal complicidad. Su guiño... puede que represente a los personajes de esta obra, diluidos en color. Quizá, sólo a quienes gocen de ilusiones, quizá sólo a quienes se perdieron en la soledad. Quizá, también, evocando su canción. Y a aquella niña dormida, que en el fondo del océano, y que en forma de sirena, soñaba con su amor. 
  
Siempre hubo complicidad entre el piano y el acordeón en mis "guiños" musicales.
Hasta pudo ocurrir, que la magia de sus melodías convirtieran, a veces, sus notas
y acordes en personajes que representaron sus diálogos en los escenarios del
teatro de esta fascinante y turbadora historia.
       
Incluso cuando la música se ha acabado, se limpia la pista de
baile y el telón ya se ha bajado, dos personajes se mueven, al
ritmo de su fantasía, y lucen su decorado. Hay que bailar a la
vida, hasta el último vals. Hay que bailar a los sueños, la
ilusión del presente y al recuerdo de un pasado. Y hay que
bailar al futuro, la esperanza no se pierde, nada aún se ha
terminado. (De "Le derniére valse d´Annie Girardot") (Clic)
Son dos temas, los que ponen la música en esta definitiva y nostálgica caída del telón, extraídos del álbum "Annie Girardot á coeur ouvert", de Baptiste Thiry, temas que ya incluí en la recopilación de este último volumen. El título de ambos es "Les ames soeurs" / "Annie". Los dos tienen un aire vivo, tienen un matiz que describe cierto júbilo y gozo. Digamos que...  la primera pieza es para dedicar mis escenarios de creación imaginativa y su envoltura musical a mis amigos y cómplices, lejanos y cercanos, reales e ilusorios, visibles y desvanecidos.


¿Es la dama del cuento? Es ella bailando la danza de
los sueños. ("Dance of Dreams", by Josephine Wall)
Sin embargo, también es un tema que describe que... "Todo se va y se desvanece, sólo queda el color de la música y la sombra del recuerdo, que siempre permanece".  La segunda, cuyo título es "Annie", tal vez muy cercano a un personaje de esta historia, menos real y más próximo a la ficción, tan turbadora e inquietante, que contiene la obra literario-musical del blog y que describe la transparencia del corazón cuando sentimos que "la vida es un romance", es un tema que está dedicado a ese misterioso y mágico personaje, que apareció baja el entrelíneado del relato y se desvaneció tras el rastro de un destello. Y finalmente, temas ambos dedicados a la vorágine de tantas de las imágenes de la galería de este álbum que compone la impresionante película de los sueños, y al torbellino de las escenas que provocan en el mágico mundo de la imaginación.
               
"Todo se va y desaparece. Y hasta el escenario de los sueños,
y la pintura de su imagen, y el color de los recuerdos y hasta
el aliento, y el suspiro y el destello de las princesas...
todo se desvanece" (Mystical Fantasy", by Josephine Wall)
Y así fue, que dijo este invisible autor, recordando a Elvis Presley en su canción: "Por los buenos tiempos..." "Yo seguiré aquí, tú te habrás ido, dejaremos el mañana, sin mirar en el jamás, sin pensar en la tristeza de aquel tiempo mucho atrás. Por los uenos tiempos. Por aquellos tiempos, que ya no volverán". (Clic en ambos títulos: "For the Good Times", by Tom McBryde).
                    
Estoy convencido que la sublimación de la música se consigue cuando el autor y el intérprete de una composición inspiran a quien la escucha, desde su armonía y desde el mensaje que transmite. Y cuando, ya después, logra recrear todo su libreto o su guión, para representar en el universo privado de su imaginación.
       
Rusty Andecor, en uno de sus incontables momentos entregado a
la música. A veces, empleando sus particulares gafas de concha y
cristales oscuros, para no distraerse de la realidad que le rodea,
y poder ver mejor la representación del teatro de su imaginación
Y me atrevería a decir más, y así concluiría: "La grandeza de la música no está en su virtualidad estética, ni en su prodigio artístico, el que nos puede proporcionar la complacencia con que nos conmueven las notas y acordes de su melodía. La grandeza de la música está en el potencial que tiene la sugerencia expresiva de su arquitectura melódica, como medio para transmitirnos el libreto más inverosímil o disparatado, el que pueda antojársele a la ilusión que alberga el universo de nuestra mente. Y es tal ese potencial expresivo, tal la dinámica en que se mueve la composición musical, como para ser capaz de provocar la representación de la recreación de su argumento en el teatro de nuestra imaginación". 
                         
Ángel González "Rusty Andecor"

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